La progresiva implantación del teletrabajo está cambiando el día a día de muchos trabajadores. La rutina habitual de ir y volver a la oficina ha sido reemplazada por el trabajo en remoto, lo cual lanza la siguiente cuestión al aire: ¿qué va a pasar con las oficinas en España? A continuación, analizaremos cómo funciona el teletrabajo en España, así como las perspectivas de futuro de los tradicionales espacios de trabajo.
Cómo está funcionando el teletrabajo en España
El teletrabajo ocupó un lugar marginal en el mercado laboral hasta el estallido de la pandemia de 2020: el INE revela que, hasta esa fecha, menos de un 5% de los trabajadores de España disfrutaban del teletrabajo, y algunas de las razones podrían ser:
- La falta de adopción de la tecnología por parte de empresas y trabajadores
- La reticencia a invertir en equipamiento informático
- La ausencia de regulación
Estas tres razones tuvieron mucho que ver en que esta proporción fuese tan baja, especialmente al ser comparada con los datos equivalentes de Países Bajos o Finlandia, donde entre un 13% y un 14% de los empleados ya trabajaban en remoto habitualmente por las mismas fechas.
El Efecto COVID-19
Sin embargo, la necesidad de mantener la distancia social en un escenario de alarma sanitaria hizo que, a través del Real Decreto-ley 8/2020, de 17 de marzo, se otorgase un carácter preferente al trabajo a distancia; esta iniciativa gubernamental aceleró inexorablemente el proceso de adopción del teletrabajo.
Desde entonces, las empresas que se han subido al carro del trabajo en remoto han dejado tras de sí una estela de luces y sombras: mientras que algunas compañías adoptaron sus recursos y sus métodos con rapidez y eficacia, otras sufrieron más de la cuenta a la hora de implantar esta modalidad.
La conclusión que se extrae un año después de la «explosión del teletrabajo» es que, aún habiendo salvado las barreras tecnológicas y económicas, el marco legal aún es escaso:
- Las jornadas laborales han tenido que alargarse más allá de las 8 horas estipuladas en la ley; las horas extraordinarias parecen haber desaparecido del mapa.
- Muchos trabajadores siguen proporcionando sus propios dispositivos para trabajar, a la par que siguen pagando la luz y la conexión a Internet que se consumen durante sus jornadas laborales.
En cualquier caso, aunque queden bastantes flecos jurídicos pendientes de regular, se ha demostrado que la alta productividad que permite esta modalidad va a servir para que las propias empresas tiendan a reducir la presencialidadobligatoria en sus centros de trabajo, y se evolucione hacia un modelo más sostenible, donde prevalezca la consecución de los objetivos por encima de «calentar la silla durante ocho horas».

Cuál será el futuro de las oficinas en España
Por lo tanto, estas perspectivas podrían poner en jaque el mercado de alquiler de oficinas, que no cuenta con ningún precedente en la historia para adoptar posiciones frente a lo que viene: el sector del ladrillo vio cómo se paralizaban las operaciones de compraventa de espacios de trabajo, cerrando 2020 con una inversión cercana a los 2.000 millones de euros (la mitad que en 2019).
Sin embargo, hay que destacar dos perspectivas esperanzadoras para este mercado:
- Por una parte, Merlin Properties SOCIMI, una de las principales inmobiliarias que cotizan en el IBEX 35, reveló que la mayoría de sus edificios siguen abiertos y que las empresas inquilinas siguen pagando sus rentas y manteniendo los contratos de arrendamiento en vigor.
- Por otra parte, el sector espera una amplia recuperación para la segunda mitad de 2021, donde la inversión se volvería a situar en índices similares a los de 2019.
Entonces, ¿cómo se combinan estas perspectivas de futuro del mercado de las oficinas con las de la masiva implantación del teletrabajo? En términos de que el teletrabajo no implique un abandono total de las oficinas físicas: digamos que las empresas van a seguir fomentando el teletrabajo en la medida de sus posibilidades, pero esta modalidad no va a reemplazar totalmente al trabajo presencial (al menos, por el momento).
Puede que nadie eche de menos los ascensores repletos o las reuniones multitudinarias, y que el teletrabajo siga ganando terreno avalado por su eficacia y su rentabilidad: no obstante, hoy todavía parece utópico plantear un escenario en el que las empresas renuncien completamente a sus oficinas físicas.