La felicidad es uno de los temas más serios de tu vida, pues de ella depende pasar de sobrevivir a vivir. Y ser feliz en el trabajo es fundamental porque destinamos mínimo un tercio de la vida a ello. ¿Cómo conseguirlo?
Quizás pienses que te daré una serie de trucos para que tu bienestar laboral aumente del tipo team building , recreo, meditación o mindfulness. No van por ahí mis tiros.
Permíteme que te cuente antes una pequeña historia. Recuerdo que cuando empecé a trabajar creía que en el trabajo no debía hacer amigos, que solo debía mirar por mí sin importarme nada más. Lo veía como territorio hostil. Qué equivocado estaba… El origen de este pensamiento lo relaciono con esa visión antigua del trabajo, en la que como lo único que importaba eran los resultados, cada uno iba a la suya y hacía todo lo posible para pisotear al de al lado si así obtenía sus objetivos.
Lo asombroso es cuando descubres en tus propias carnes que si conectas y te llevas bien con las personas que pasas tantas horas, trabajas mejor y obtienes mejores resultados. Y para colmo, Harvard ha demostrado que la amistad en el trabajo aumenta en un 50% el compromiso y satisfacción laboral. Con esta pequeña vivencia inicié mi viaje de felicidad profesional y descubrí qué puntos fundamentales son los necesarios para ser felizmente eficientes en el trabajo:
1.-Trata bien a las personas: todos somos iguales en dignidad
Me siento hasta raro listando algo que es tan obvio, pero cuando miras a tu alrededor te ves en la necesidad de mencionarlo. Es (o debería ser) de sentido común tratar bien a las personas por el simple hecho de que son seres humanos como tú. Nadie es ni superior ni inferior a nadie en dignidad, otra cosa son los roles que desempeñe cada uno. Por lo tanto, sé amable y trata con educación siempre a cualquiera que te cruces.
Y, por favor, da las gracias siempre. No hace falta que me extienda.
Este tip no es un mensaje para quienes dirigen sino también para quienes son dirigidos, es un mensaje transversal que trasciende al trabajo, es un mensaje vital.
2.-Preocúpate y conoce a las personas (¿amistad?)
Un simple (y sincero) “cómo estás” por la mañana ya te cambia el ánimo para empezar un nuevo día. El hecho de que alguien se preocupe de verdad por ti hace que te sientas mejor, más cómodo y relajado, y por tanto, que trabajes mejor.
Además, haz el esfuerzo de saber cómo son los compañeros con los que te relacionas diariamente, cada uno tiene su mundo más allá de las horas de trabajo. Conocer a las personas también hace que sepas manejar mejor las situaciones que sucedan. Muchas conductas nuestras se deben a lo que llevamos en la mochila personal, así que antes de juzgar y criticar, intentemos saber qué las causa. Ahí surge la mágica empatía.
Tampoco hables ni preguntes sólo de trabajo aunque en él estemos, ya que somos personas con una vida fuera de la oficina o la fábrica mucho más rica. Como decía, todos tenemos nuestras aficiones, nuestros gustos o nuestras ilusiones. Eso forma parte inherente de nosotros así que no pretendamos separarlo.
Es bestial cómo en ocasiones, personas que poco se han dicho durante meses en el trabajo descubren que les apasiona la aviación y, desde entonces, todo el día hablan de modelos de aviones o aeropuertos e incluso quedan para ir a un simulador de vuelo. Y lo que es mejor, su relación profesional se vuelve mucho más estrecha, la confianza aumenta y la productividad de ambos sube cuando están juntos.
La palabra “amistad” la he puesto entre paréntesis y con interrogantes porque no podemos obligarnos a hacer amigos, eso es algo que surge de forma espontánea y natural. Pero al menos mantengamos la cordialidad y, cómo no, si se forma una bonita relación de amistad, ya he mencionado más arriba lo que las estadísticas confirman.
3.-Dialoga
Dialogar implica comunicar y escuchar. Habla con las personas, pregunta y, sobre todo, escúchalas.
Todos tenemos nuestra opinión y algo que decir respecto de nuestro trabajo. Y muchas veces, lo que unos dicen, pese a ir contra el modelo preestablecido en la compañía, tiene más sentido para el caso concreto y, tal vez, resulte de mayor eficacia. Pero para descubrir eso hemos de preguntar y escuchar.
El diálogo no consiste en que tú y yo hablemos sin más sino en que, tras emitir nuestros mensajes, si veo que tienes más razón que yo, lo asuma como propio y ceda de mi posición. Con ello no estoy diciendo que siempre hayamos de ceder ante lo que nos dicen sino de también saber decir “no” cuando es necesario y siempre justificando la razón de la negación.
Dialogar requiere de gran humildad. Es obvio que ni sabemos ni podemos controlarlo todo, por lo tanto, escuchemos qué puede ser lo mejor para nuestra organización.
Ah, y como es lógico, para fomentar el dialogo real se precisa de confianza, la cual sólo se genera si se demuestra que esta escucha es real.
4.-Propósito: Algo en lo que creer
Esta es la piedra angular para mí de la felicidad en el trabajo.
Las personas necesitamos un motivo para ir a trabajar más allá del dinero. Precisamos de algo que nos mueva por encima de todo y que dé sentido al hecho de destinar tantas horas a nuestra actividad laboral. Cada uno de nosotros tiene unos intereses y valores individuales que deben estar alineados con la visión de la organización para que la relación fluya en la misma dirección.
Si no estamos en la misma frecuencia de onda, existirá desapego, falta de compromiso y motivación y nuestro potencial nunca aflorará. La consecuencia natural es que nos marchemos a otra compañía a buscar lo que se ajuste más a nosotros, pero también puede pasar que haya personas que se queden sin tirar del carro, lo que representa un lastre para el negocio.
5.-Responsabilidad
Con la llegada de los millennials, generación a la que pertenezco, es irrefutable que necesitamos sentir que somos útiles en nuestro trabajo y que tenemos libertad para desarrollar nuestro potencial. La tarea del líder ha de ser otorgar esa libertad bajo un marco de control que permita fomentar la creatividad de los miembros de los equipos y evitar que el negocio se vea comprometido.
Es verdad que, en ocasiones, nos encontramos ante trabajos que son muy mecánicos que no requieren de creatividad, como en cadenas de montaje. Ahí reside la habilidad del líder de dotar a ese puesto de la importancia necesaria y sin el cual el negocio no funcionaría. Por muy repetitivo que sea un trabajo, tiene un sentido final para con el cliente, medio ambiente, sociedad, etc.
6.-Reconoce y reta
También me resulta chocante mencionarlo pero es necesario y muy efectivo. Hay que reconocer siempre lo que se hace, por bien o no tan bien que esté. Una persona ha destinado su tiempo a realizar una tarea y ha puesto sus esfuerzos para que salga de la mejor forma. Ello hace imperativo que se reconozca tanto privadamente como públicamente, pues la publicidad de estos actos dispara la serotonina, hormona que hace que te sientas orgulloso de pertenecer a ese grupo y de estar con esa persona.
A la par, reta continuamente a los miembros de tu equipo para que sigan creciendo y, por ende, hagan crecer el negocio.
7.-Cuidémonos
Otro requisito necesario que se pone de mucha relevancia desde la llegada de los millennials (aunque no es nuevo porque desde que vivíamos en tribus hace miles de años el líder había de cuidar al poblado).
Las personas necesitamos sentirnos protegidos para que, en la comodidad, podamos desempeñar el trabajo y, por ello, el líder del equipo tiene como obligación velar por sus miembros. Se fomentará la confianza y, ya no sólo el líder, sino todos, cuidaremos los unos de los otros.
Con lo anterior lograremos cooperación, compromiso, fidelización, mejores resultados. En definitiva, que se genere un entorno amable y seguro que permita que la organización, como ente, sea felizmente eficiente porque sus personas, efectivamente, así lo están. Ello no significa que vayan a ser felices cada día (ningún humano lo es cada día) pero sí a que en términos generales, tengamos un motivo para ir a trabajar dando nuestra mejor versión al mundo.
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