Volvemos a la carga con nuestra guía para managers, en este caso para tratar la mejor manera de potenciar la satisfacción laboral en el entorno de trabajo; la de tus empleados, se entiende…
Definiciones hay muchas, pero lo que está claro es que su efecto sobre la productividad es crucial. Es más, parece que se establece un círculo virtuoso en el que la productividad genera satisfacción y la satisfacción productividad. Pero siempre que se den unas condiciones mínimas (que no son necesariamente materiales, aunque también).
Lo que queremos trabajar es la actitud general de un trabajador respecto a su trabajo y el impacto de esa actitud. Así que puede que todo lo que vas a leer te suene bastante etéreo, pero no te engañes: son principios casi filosóficos, sí, pero su efecto no podría ser más real.
La satisfacción laboral, ese grial de RRHH
Cada día vamos siendo más conscientes, en todos los ámbitos de las organizaciones, de la importancia de la felicidad laboral en un proyecto empresaria visto de manera global, y de la relación entre trabajadores felices y clientes satisfechos. Un trabajador más feliz hace a un cliente más feliz, y eso te hace más feliz a ti… Lo más bonito de la felicidad es eso: se retroalimenta.
En ese mismo artículo te mencionábamos algunos de los ingredientes y herramientas para buscar el grial de los departamentos de recursos humanos: desde las encuestas para evaluar de manera práctica la situación y el prosaico salario hasta una batería de habilidades y actitudes más intangibles, como el liderazgo inclusivo o el nunca suficientemente ponderado reconocimiento.
Si es tan sencillo, ¿por qué cuesta tanto alcanzar la satisfacción laboral? Buena pregunta. Probablemente porque no depende de ti exclusivamente, sino que las expectativas y percepciones subjetivas juegan un papel fundamental. Tu tarea de fondo como manager consiste en tratar de hacer coincidir lo subjetivo con lo objetivo. Aquí tienes algunas estrategias básicas para alinear los astros a tu conveniencia.

Hacer equipo
En los equipos hay líderes, pero también compañeros. Hay directrices, pero también colaboración. Hay objetivos que cumplir, pero también se saben encajar los malos resultados y las críticas para mejorar. Estos son los elementos con los que hay que jugar para construir un equipo fuerte y cohesionado.
¿Tiene eso un impacto en el bienestar laboral? Por supuesto que sí. Todo trabajador se ve beneficiado por unas relaciones laborales sanas (tanto en vertical como en horizontal), tener misiones bien definidas, sentirse capaz de aportar algo y contar con un hombro en el que apoyarse (y una palabra a tiempo) cuando todo se pone cuesta arriba. Cuida a tu equipo y verás los resultados.
Poner a cada uno en su sitio
No hablamos de medidas disciplinarias, claro, sino de intentar que cada empleado haga lo que le gusta. ¿Suena idílico? En un contexto real, desde luego esto no es tarea fácil. Pero el mundo no es blanco o negro, sino gris: tratemos de acercarnos al objetivo, aunque sepamos que es inalcanzable.
La labor empieza en el reclutamiento (planteamiento del puesto de trabajo, entrevista y onboarding), pero una labor constante de evaluación y comunicación te ayudará a perfilar las funciones del puesto y las capacidades del empleado. La formación continua (bien orientada) y la motivación son tus mejores armas para obtener resultados.
Esquivar la insatisfacción
A veces nos centramos en los factores que generan satisfacción laboral y nos olvidamos de los factores que generan insatisfacción: grave error. El tremendo efecto que tiene “el lado oscuro” puede echar por tierra todos nuestros esfuerzos más constructivos, cuando a veces es lo más fácil de solucionar.
¿Se trata de aprender a ver (y enseñar a ver) el vaso medio lleno? Sí, pero también de hacer desaparecer toda esa batería de pequeñas (o no tan pequeñas) cosas del día a día que se manifiestan en lo profesional, lo personal y lo familiar. Pregunta a tus empleados, es la mejor manera de centrar el tiro.