El empleado del futuro: habilidades y competencias

En recursos humanos estamos siempre persiguiendo al empleado del futuro, al que mejor se adapta a nuestras necesidades o al perfil que estamos buscando en cada momento. Pero en tiempos de disrupción tecnológica y cambio social acelerado, tenemos la sensación de que ese mirar hacia delante se hace a la vez más necesario y complicado que nunca.

No vamos a entretenernos en si los tiempos adelantan que es una barbaridad o en si todo tiempo pasado fue mejor. Ni te vamos a decir cómo es el futuro (tenemos la bola de cristal estropeada y Marty McFLy no nos deja las llaves del DeLorean). Pero, tanto si eres empleado como empleador, seguramente te interesen estos tres escenarios posibles de futuro que hemos planteado.

Escenario 1: tech skills al poder

Para muchos (que no son cualquiera), la cuestión se reduce al impacto de la revolución tecnológica y nuestra capacidad de adaptación a la misma. En ese sentido se habla tanto de la constante amenaza de la desaparición de empleos “humanos” como de la necesidad de desarrollar las llamadas tech skills.

En ese sentido, el empleado del futuro ideal será el que domine tareas prácticas y especializadas (hablaríamos pues de hard skills) relacionadas con la tecnología: programación informática, uso de maquinaria electrónica, dominio de software, análisis de datos, TIC… Aquí, una lista exhaustiva.

Este escenario resulta bastante irónico. Se suele decir que probablemente la disrupción se convierta en una constante, y que la obsolescencia tecnológica será cada vez más rápida. Entonces, ¿de qué serviría aprenderlo todo sobre la tecnología blockchain (por ejemplo) si va a ser superada en menos de una década? ¿Quién va a estar preparado en algo que no existe?

empleado del futuro

Escenario 2: déjate de soft y de hard

Hay quien apunta que en el futuro dejaremos de establecer la tradicional distinción entre habilidades duras (específicas de un puesto o perfil profesional) y blandas (habilidades indirectamente relacionadas con el desempeño laboral). Tiene su lógica, en un mundo en el que la movilidad laboral llevará a los empleados no de empresa en empresa, sino de puesto en puesto.

¡Es el retorno del humanismo generalista! ¿Habrá llegado el fin de la era de la especialización? Visto así, tenderíamos a un horizonte de middle skills en el que lo importante sería contar con una formación especializada mínima y fuertes competencias como el pensamiento crítico, la creatividad o la curiosidad. Leonardo da Vinci estaría encantado.

De hecho, en la última década hemos sido testigos de un vacío difícil de llenar: los puestos intermedios (que podríamos llamar técnicos) que en teoría deberían ser el objetivo de la fuerza de trabajo con una cualificación intermedia (secundaria, formación profesional, diplomaturas cortas). ¿El futuro corregirá la sobreespecialización?

Escenario 3: el empleado del futuro, ¿actitud más que otra cosa?

Llegados este punto, nos preguntamos si no se tratará más de buscar un modelo de empleado del futuro no basado en habilidades específicas, sino un mindset específico. Actitud más que aptitud. A lo mejor no se trata de que sepa hacer o se le dé bien tal o cual cosa, sino que sea capaz de aprender lo necesario y ofrecer resultados.

La actitud ideal, en ese sentido, está por definir. Algunos aventuran términos como “inteligencia fluida” o learnability para intentar plasmar una forma nueva de enfocar el trabajo. Ya no se trataría de “esto es lo que el empleado trae consigo”, sino “así es como el empleado nos ofrecerá lo que necesitamos”.

Para algo se han inventado el upskilling y el reskilling: para que la organización tenga las herramientas que le permitan optimizar los resultados que pueda ofrecer el empleado del futuro. Este empleado tiene que traer consigo solamente una cosa: la actitud adecuada hacia el trabajo. Es tarea nuestra hacer que rinda.

El futuro está (siempre) a la vuelta de la esquina

¿Cuál de estos escenarios veremos en el futuro? En realidad, lo más probable es que el futuro del trabajo tenga algo de todos ellos, porque cada sector y cada empresa son distintos, por no hablar de cada empleado…

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