Desarrollar programas de conciliación familiar, mejorar la comunicación interna, promover la identificación con la visión de la empresa… Al final, todo se trata de lo mismo: satisfacción laboral.
Antes e ir más allá, y definiciones aparte, la satisfacción laboral es una amante esquiva, que se busca sin parar pero que nunca se alcanza del todo. ¿Menos lírico? La satisfacción laboral no se busca, se encuentra. ¿Menos filosófico? Al tratarse de una percepción sumamente subjetiva, es difícil actuar sobre ella de forma directa.
Aquí te mostramos las ideas elementales a tener en cuenta para mejorarla en tu equipo.
1. ¿Cómo satisfacer a tu equipo? Pregúntale
Partimos de la idea de que este nirvana que llamamos satisfacción laboral es una amalgama de realidades y expectativas, hechos y percepciones, verdad y subjetividad. A donde queremos llegar es que la satisfacción es diferente para cada persona.
Así, el primer paso para alcanzar un cierto grado de bienestar laboral es preguntar a tus empleados cómo se sentirían más satisfechos. Para ello, nada mejor que recurrir a encuestas de clima o de pulso y entrevistas personales.
Ojo, porque este primer paso también es el último: hemos de comprobar la efectividad de las medidas que hemos tomado, de nuevo con las mismas herramientas. Te sorprendería, o tal vez no, la de veces que se equivoca el propio implicado (no le satisface lo que él pensaba).
2. Lo que suma y lo que resta
Una vez hayamos evaluado la situación colectiva o individual de los trabajadores debemos decidir, a partir de los resultados, si vamos a actuar de una u otra manera. Para entendernos, si necesitamos pequeños ajustes o una reforma integral.
Para ello es fundamental tener en cuenta que hay variables que suman y variables que restan; o sea, que algunas inciden en la satisfacción, pero otras inciden en la insatisfacción, y no al revés. Echa un vistazo al cuadro de este descriptivo para tenerlo más claro.
Consejo pro: actúa prioritariamente sobre las cuestiones que suman y restan. Hablamos de la adecuación entre el empleado y el puesto de trabajo, el cuidado de las relaciones personales (horizontales y verticales), el margen de autonomía e iniciativa, la ergonomía, el salario…

3. ¡Vivan los métodos indirectos!
Nada menos satisfactorio que el hecho de que tu jefe te diga: “¡estate satisfecho!”. Es una caricatura, de acuerdo, pero queremos resaltar que puede resultar contraproducente dar demasiado protagonismo a las acciones que persiguen la satisfacción.
No se trata de negar que para nosotros (y para cualquiera) es importante la felicidad laboral. Se trata de trabajar en esa dirección sin alardear de ello. No por falsa modestia, sino porque, por el peso de las expectativas, es mejor no subirnos el listón nosotros mismos.
4. La felicidad está en las pequeñas cosas
Con frecuencia son las pequeñas acciones las que marcan la diferencia en nuestras autopercepciones. Un apretón de manos puede contar más que un aumento de sueldo como reconocimiento laboral.
No es que haya que desatender cuestiones centrales como contar con las herramientas de trabajo adecuadas, políticas de conciliación familiar o el factor salarial, pero los pequeños cambios en el cotidiano tienen un enorme impacto a un coste muy bajo.
A modo de ejemplo, buscar la compenetración del equipo puede pasar por largas (y caras) sesiones de coaching, pero también por los afterwork (el “tomar algo luego” de toda la vida) o el cross training que está tan de moda.
5. La motivación y el engagement, las claves
En último término, entre todas las variables a tener en cuenta, el compromiso con el proyecto empresarial (tanto de empleados como de directivos) y cómo se percibe resulta ser un elemento esencial sobre el que puede actuar globalmente.
De la misma manera, si hubiera que señala un único factor que incide sobre la el engagement en el que centrar nuestros esfuerzos, sería la motivación. Es muy probable que si tenemos trabajadores motivados, tendremos trabajadores comprometidos.
Así, motivación, engagement y satisfacción laboral forman un círculo virtuoso e interconectado (porque la satisfacción, a su vez, tiene un reflejo positivo en los otros dos aspectos); trabajando uno, los trabajamos todos.
La satisfacción laboral no es un estado, es una tendencia
No te desanimes si parece que tus acciones no tienen un resultado espectacular: recuerda siempre que hablamos de una cuestión muy subjetiva. Las botellas están medio llenas y medio vacías a la vez, y la satisfacción no es la meta, sino el camino. Y no, este artículo no lo ha escrito Yoda.
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