Tecnología y recursos humanos: ¿dilema o solución?

Hay un lugar al que todo departamento de gestión de personas llega tarde o temprano. Y ante esta encrucijada entre tecnología y recursos humanos hay dos grandes respuestas. Para unos, se trata de un dilema del tipo “tecnología, ¿sí o no?”; para otros, es una solución que puede enriquecer la labor y los resultados de la gente de RRHH.

Para nosotros, el camino adecuado es el segundo; no hay dilema, hay soluciones. Y no estamos hablando aquí de talento tecnológico, sino de la actitud que cabe tener, desde recursos humanos, hacia las herramientas tecnológicas de las que desponemos. ¿Son lo único? No. ¿Pueden ayudarnos? Desde luego que sí.

Para charlar sobre ello, y de paso aprender cositas interesantes, hemos invitado a Carlos Tena (que se ha traído sus 25 años de experiencia en el ramo) para que sea el protagonista de nuestro webinar del 20 de abril de 2022. Se titula ¿Tecnología para recursos o tecnología para humanos?. Estas son algunas de las ideas más jugosas.

El dilema es una falacia

Si con algo debemos quedarnos es que incorporar tecnología está bien; sacrificar para ello el factor humano está muy requetemal. Si la tecnología complica la vida de nuestros empleados y nuestra gestión de procesos, algo estamos haciendo mal. Y si nos empeñamos en que el problema es nuestro talento humano, estamos haciendo dos cosas mal.

O sea, que el dilema tecnología-personas es una falacia. Bueno, mejor dicho, está empezando a serlo, poque lo cierto es que hasta hace pocos años las herramientas tecnológicas (no sólo del ámbito de recursos humanos, también otras) estaban más orientadas a mejorar procesos que a hacer más eficiente el trabajo de las personas.

Carlos Tena identifica, a partir de 2015, una tendencia a “humanizar la tecnología”. Esto significa que una herramienta nunca puede reducir la motivación, el compromiso y, a largo plazo, la eficiencia de la organización. Si con una herramienta tradicional nunca se nos ocurriría utilizarla si no nos sirve, ¿por qué habríamos de hacerlo con una herramienta tecnológica?

Primero, un cambio de paradigma

El problema radica en lanzarnos a implementar stacks tecnológicos sin pasar por un proceso de transformación de nuestra mentalidad, de nuestra cultura corporativa. Se ha tendido a intentar hacer encajar los procesos (y las personas que los desarrollan) en las herramientas. Visto así, no tiene mucho sentido…

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Un momento de fricción hombre-máquina

También suele brillar por su ausencia la creación de una estrategia. Es decir, una hoja de ruta elaborada a partir de nuestras necesidades, nuestros recursos y nuestros objetivos como organización que nos permita decidir de forma razonable, y no por puro impulso, nuestra propia (y óptima) combinación de tecnología y recursos humanos.

¿Es cuestión de expectativas y de hype? Tal vez alguien nos prometió un milagro que consistía en que la tecnología solucionaría de forma mágica e inmediata todos nuestros problemas. Pues no. La tecnología no soluciones problemas; las personas solucionan problemas apoyándose en la tecnología.

¿Suites o best-of-breeds?

En este momento, cualquier organización que se plantea combinar tecnología y recursos humanos se ve ante la duda de optar por suites (grandes soluciones integradas “todo en uno”) o por un enfoque best-of-breed, que consiste en implementar herramientas más pequeñas pero altamente especializadas.

Parece, nos explica Carlos, que la actual hegemonía de las suites está evolucionando más despacio que lo que exige el mercado. Lo que probablemente veremos hacia 2025 es la consagración de una interoperabilidad que permita integrar esas grandes suites con soluciones específicas; las organizaciones tendrán stacks modulares basadas en una suite en la nube, pero con una gran diversidad de aplicaciones “a medida”.

El escenario de un plug-and-play entre ambas opciones todavía está construyéndose; las integraciones son complicadas y generan fricciones, y (volviendo a gestión de personal) todavía estamos aprendiendo a incluir, por ejemplo, parámetros culturales y “métricas emocionales”. El principal beneficiado será el empleado. Y la organización lo notará en términos de ROI.

Talento humano + herramienta tecnológica = valor agregado

¡Ten siempre presente esta fórmula! Estamos ante una ventana de oportunidad para conseguir una ventaja comparativa importante; atrévete a asomarte.

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