El liderazgo transparente es un modo de gestión al alza en el horizonte de la gestión de las organizaciones. El management de última generación enfoca un paradigma diferente de la resolución de problemas: se busca la solución, pero sin ocultar el problema. Sus proyecciones sobre las vanguardistas ideas de organización horizontal y de autoliderazgo son muy prometedores para la cultura corporativa de feedback.
El otro día ya te presentábamos este valioso concepto LIDERAZGO TRANSPARENTE; ahora es el momento de profundizar y hablar de él de manera más aplicada. Con esa idea pedimos a nuestro querido Alex Ríos que nos presentase la experiencia de Happyforce con otras organizaciones para realizar nuestro webinar del 30 de marzo de 2022, titulado precisamente Liderazgo Transparente. Y aprendimos muchas cosas.
Liderazgo transparente, ¡¿pero alguien sabe de qué estamos hablando?!
Lo primero que llama la atención es el mogollón de significados que, dependiendo de a quién le preguntes, tiene el concepto. Así, “transparente” puede entenderse como “honesto”, pero también como “vulnerable”. Como “comunicativo”, “abierto” o “amigable”. Un concepto polifacético, por lo que parece.
Lo que está claro es que, desde la perspectiva del líder, el liderazgo transparente es complicado. Supone renunciar a muchas cosas, desde el control de la información a cuestiones de ego. Es verse expuesto, tanto para y hacia los de arriba como para y hacia los de abajo (por lo hablar de los de fuera).
También se llega a otra conclusión que puede parecer chocante: la transparencia no es para todos. En equipos o proyectos en los que prima el cumplimiento de cometidos como objetivo prioritario, una política de transparencia puede tener un impacto muy relativo. Por el contrario, si de lo que se trata es de generar compromiso, el famoso engagement, la transparencia es imprescindible.
Datos, información y comunicación
Es muy posible que tengamos delante una pequeña o gran confusión entre conceptos relacionados pero que no son lo mismo:
- Los datos son nada más (y nada menos) que un conjunto de informaciones (fíjate, en plural) muy concretas y sin mayor significado en sí mismas.
- La información, en singular, implica un conocimiento, hallar un significado, en el sentido de un análisis de esos datos sumado a su comprensión.
- La comunicación consiste en transmitir esa información; porque todos sabemos que una cosa es saber algo y otra es saber explicarlo.
Reunir datos de calidad, convertirlos en una información comprensible y saber mostrarla abiertamente serían algo así como los tres momentos de la transparencia organizacional. En nuestra opinión, si deseamos aplicar un patrón de liderazgo basado en la transparencia, hay que hacer este camino. Y debemos apoyarnos en una estrategia para que sea constructivo.
Corresponde al líder gestionar este proceso de manera que sume para la organización. El valor añadido no está en sacar a la luz flaquezas y miserias (que es el temor y el error más habitual); se trata más bien de mostrar nuestro talante colaborativo, una actitud orientada a la mejora continua y, por qué no, hacer un alarde de evolución en cuanto a habilidades blandas y competencias emocionales se refiere.

Transparencia, confianza y anonimato
Es relativamente fácil ser transparente para comunicar una información; pero para convertirla en algo constructivo hace falta algo más: confianza. El principal sustento de esa confianza es evitar a toda costa una política de señalamiento. Si descubrimos algo que no va bien, el objetivo no es buscar culpables, sino las causas; no es castigar, sino resolver.
¿Cómo se consigue? En cuanto a los equipos, lo más efectivo es una capa de anonimato como la que se consigue desde una plataforma como Happyforce: el empleado puede contar cómo se siente sin necesidad de ser identificado personalmente.
En cuanto a los líderes… ¿Por dónde empezar? Hace falta energía y resolución, desde luego. Mostrar a las demás personas de la organización nuestra implicación y nuestra disponibilidad, y hacerlo con hechos, sería un buen punto de partida. Demostrar que lo hacemos por la organización, pero sobre todo porque nos importan las personas que la forman, sería el mejor punto de destino.
Y a ti, ¿te encaja un liderazgo transparente?
Errores. Aprendizaje. Soluciones. Así funcionamos, y nos va bien. Si nos parece una buena forma de trabajar, ¿por qué no vamos a dejar que se vea?