Es uno de los grandes desafíos de nuestro tiempo: armonizar nuestra cultura de empresa, un principio irrenunciable en cualquier organización actual, con el trabajo en remoto, una práctica que no parece que vaya a desaparecer a corto plazo, precisamente. Y cualquiera que se haya visto en la tesitura sabe que no es fácil…
Para hablar de ello hemos celebrado el webinar de 25 de enero de 2023 “Cómo mantener la cultura trabajando en remoto”. En esta ocasión es nuestro CEO y cofundador Álex Ríos (quién mejor) quien nos cuenta de primera mano cómo se integran ambas cosas, lo que nos ha funcionado en Happyforce para conseguirlo… Bueno, casi siempre.
La cultura se libera de la presencialidad
Si por compatibilizar cultura de empresa y trabajo en remoto piensas en algo como “cultura remota”, mal vamos. Pero si crees que es posible mantener la cultura anterior a la irrupción del trabajo en remoto, también vamos mal. No porque haya que adaptarla, sino porque se basaba en una presencialidad que ya no es obligatoria o ya no tiene sentido. Y la cultura de empresa se resiente.
Lógico. Porque ese miedo del jefe a perder productividad (y el control, no nos engañemos), esa nostalgia del empleado que siente desvanecerse el compromiso y la motivación (siempre en los otros), tienen en común la referencia a un espacio físico. O sea, que la cultura se expresaba presencialmente. Pero si nuestra cultura son valores, principio y un propósito, que no son físicos, ¿dónde está el problema?
Así que lo único que tenemos que hacer (qué fácil es decirlo 🙄) es aprender a expresar nuestra cultura corporativa de formas no presenciales; mediante modelos de interacción distintos, que dice Álex Ríos. ¿Y si nos ponemos híbridos? Bueno, entonces lo único que está claro aquí es que el viernes no quiere venir ni el Tato… En serio, es posible aprender a compatibilizar teletrabajo, trabajo presencial, en remoto y otras modalidades mixtas.
En Happyforce lo hacemos así
Como llevamos siete años trabajando 100 % en remoto hemos tenido bastante tiempo para probar, equivocarnos, aprender y (alguna que otra vez) acertar.
- Establecemos momentos de reunión en alguna oficina virtual (una hora dos veces al día, por ejemplo) para crear momentos de equipo compartidos, con disponibilidad para cualquier interacción.
- Nos reunimos presencialmente para otras cosas que no sea trabajar uno al lado del otro, sino para reforzar los vínculos interpersonales (hoy más que nunca) en actividades no laborales.
- El trabajo en equipos es esencial, la mejor manera de evitar eso que llamamos “andar cada uno a lo suyo” (que, si es algo constante, efectivamente nos “desconecta” a los unos de los otros).
- Es obligatorio confiar en tu fuerza de trabajo, y encontrar otras formas de medir el compromiso y el rendimiento que no sea vigilando a ver quién está sentado en su cubículo (que, por lo demás, poco indica).
- En definitiva, rodéate de talento afín a una cultura de trabajo en remoto.

Lo que funciona regular
En la cruz hay una serie de malas prácticas, errores de bulto o premisas equivocadas que nos han complicado la vida en esta tesitura. Algunas cosas que hemos aprendido…
- Lo primero es, y esto es una cuestión de mentalidad, preguntarnos qué nos lleva a adoptar el trabajo en remoto. Si no lo necesitamos y va en contra de nuestra cultura, olvídate.
- El trabajo en remoto no deja de ser nuevo, así que tenemos que ir ajustando nuestras dinámicas. No a la rigidez: si vemos que no nos funciona lo que hacemos (que se pierde cultura de empresa), flexibiliza.
- No pongas freno a la autonomía de los equipos; verás que no a todo el mundo le funciona lo mismo, así que no te obceques con detalles de procedimiento sino con el rendimiento final.
- Resumiendo, no fuerces a tu gente a trabajar como no quiere hacerlo. No vale.
Rema a favor de la corriente…
El trabajo en remoto es la tónica y sin duda condicionará tu cultura corporativa del futuro, pero no te dejes llevar porque sí; plantéatelo de forma estratégica y no dejes de medir el clima laboral de tu organización…