Hace tiempo que sabemos que ser feliz en el trabajo es una cuestión de negocios, pero fomentar dicha felicidad desde la organización sigue siendo un importante desafío para las organizaciones, en especial en un entorno altamente digitalizado. Con frecuencia la dificultad está en cómo medir la felicidad; y a veces ni siquiera nos hemos dado cuenta.
O sea, “antes” (es decir, en contexto presencial) podíamos verle la cara a los empleados y hacer una evaluación aunque fuera de forma intuitiva y a brocha gorda. Tranquilidad, que el “¿cómo estás?” no ha caducado; solo han cambiado el canal y las herramientas. De eso trata este texto.
Digitalización y tecnología, ¿😃 o ☹️?
Independientemente del mood que nos provoque o lo abiertos que estemos a la tecnologización del mundo del trabajo, lo que está claro es que la cuarta revolución industrial tiene un gran impacto en las nuevas formas de trabajar, como bien explica Eva Rimbau-Gilabert (2019).
El fenómeno de la digitalización tiene efectos positivos y negativos. ¿Cómo afectan a la felicidad de los empleados?
En el terreno del bienestar físico, la automatización y realización en remoto de cada vez más tareas alivia y optimiza la carga de trabajo, pero lleva a cierto aumento del sedentarismo. Los EPI han dado un innegable salto adelante con un impacto muy positivo.
Ciertas tecnologías inmersivas suponen un gran paso adelante en cuanto a información contextual se refiere, facilitando ciertas operaciones y sobre todo la formación de los trabajadores, algo siempre satisfactorio.
Ciertos aspectos del trabajo remoto presentan riesgos evidentes, desde problemáticas ergonómicas a la organización del tiempo. Especialmente relevantes están siendo las dificultades de desconexión de la vida laboral y el llamado tecnoestrés.
Sabemos que la felicidad en el trabajo está íntimamente relacionada con el bienestar emocional y psicosocial del empleado. En ese sentido una carga de trabajo excesiva y la sensación de aislamiento del teletrabajo son problemas típicos de la digitalización, mientras que algunos autores detectan mayor sensación de autonomía y más motivación intrínseca.
Apoyo y medición, los objetivos de la organización
Cómo medir la felicidad y la experiencia de empleado es una de las preocupaciones principales de las organizaciones actuales, junto con dar el apoyo necesario; el entorno digital, ¿nos lo pone fácil o difícil?
La distancia física dificulta tanto la detección del malestar como la aplicación de medidas preventivas o correctivas si usamos las “herramientas” de siempre basadas en la presencialidad (aquello de vernos las caras por el pasillo y resolver las cosas cara a cara).
Nótese que hemos mencionado la cara repetidamente, el clásico espejo del alma, como crisol de la relación humana… Y nótese también que la tecnología nos habilita para que ese contacto visual no se pierda, e incluso pueda enriquecerse y aumentarse (metaverso, verbigracia).
Por parte de la organización, de los líderes y de recursos humanos, es esencial que no se pierda la disponibilidad y mantener habilitados canales de contacto eficientes; pero además instaurar o promover una cultura fuerte de cuidado y comunidad.
En cuanto a cómo medir la felicidad, el ámbito digital nos lo facilita con herramientas específicas, precisas y configurables, que pueden enmarcar todas esas problemáticas particulares del trabajo en entorno digital que mencionábamos arriba. Herramientas que, dicho sea de paso, también sirven en el terreno analógico.

Cómo mide Happyforce la felicidad digital
Qué mejor forma de ejemplificar la medición de la felicidad digital que nuestra propia solución. Supongamos un entorno de trabajo 100 % digital y remoto, y que queremos medir el nivel de compromiso de nuestra fuerza de trabajo. Como te explicamos en este vídeo, podemos reunir datos y analizar métricas en tiempo real y a través de diferentes canales.
Esos datos pueden ir desde un amplio “¿cómo estás?” y un breve feedback en forma de comentario hasta una lista de preguntas adicionales en torno a los factores del engagement (sensación de pertenencia, relaciones interpersonales, oportunidades de crecimiento, etc.) vehiculadas a través de encuestas que podemos crear a la medida de nuestra organización o de nuestros intereses.
Los datos obtenidos pueden tratarse y “transformarse” en indicadores de compromiso desagregados (motivación intrínseca, reconocimiento, alineación y otros) y en los más integrales de todos, Happiness Index y eNPS. Por supuesto la tecnología nos permite ser muy precisos, segmentando por departamentos o por perfiles.
Así, a través de una interfaz amigable e intuitiva, podemos detectar fácilmente las áreas prioritarias de actuación y también hacer un seguimiento de nuestras acciones y su impacto en esas y otras áreas en cuanto a compromiso y satisfacción laboral se refiere.
Manos a la obra (virtualmente hablando)
Ya sabes cómo medir la felicidad en tu organización. Ahora “solo” tienes que ponerte a ello.