Seguro que has oído más (y tal vez usado) de una vez eso de “esto no está pagado”. Si es así, estás en el punto adecuado para empezar a manejar el concepto de salario emocional, una verdadera palanca para activar un rendimiento óptimo, fidelizar talento y generar buena imagen de marca empleadora.
Este fue el tema central de nuestro webinar Happy Talks del 3 de mayo de 2023 con Arménia Barradas, fundadora de People Consulting, que se titula precisamente (mira tú qué coincidencia) “Del salario económico al salario emocional”. Y aquí te presentamos algunas reflexiones al respecto.
Poderoso caballero… ¡pero no tanto!
Nos sentimos tentados, a la hora de definir el salario emocional, como “todo aquello que te da la organización y que no es dinero”; como definición, regulera… Ahora, que no es fácil, así que aparte de clasificarlas como retribuciones no directamente económicas, vamos a hacer una visitilla a nuestro viejo amigo Maslow y su pirámide.
Siguiendo este clásico que nunca muere, las necesidades básicas y de seguridad serían las relacionadas directamente con los ingresos monetarios, mientras que las necesidades sociales, de estima y de autorrealización tendrían más que ver con ese capital emocional. Bueno, salvo que te realice ganar dinero. Entonces, vale.
Nos vamos a lanzar y proponer una lista orientativa de factores clave en el salario emocional:
- Equilibrio personal/profesional
- Ambiente laboral agradable
- Flexibilidad (en el tiempo y en el espacio)
- Trabajo estimulante, retos profesionales
- Control sobre el trabajo propio
- Mejoras en los medios de producción
- Opciones de formación
- Calidad de relación humana con el supervisor inmediato
- Voz para expresar ideas, valores, sentimientos…
- Oportunidades de crecimiento y planificación de carrera
¿Sustituyendo billetes por emociones?
Si estás pensando que sí… Pues no. ¿No has prestado atención a lo de Maslow? El salario emocional va “a mayores”, que dicen en mi pueblo. Así que no te pases de inteligencia no-emocional: el salario (el de las perras) debe ser competitivo, equitativo, personalizado, homogéneo, en fin, lo de siempre.
Otra cosa es que ajustemos las proporciones de salario económico y salario emocional para obtener niveles de satisfacción y compromiso similares; eso sí se puede. Y haremos el ajuste desde la cultura organizacional y a través de prácticas específicas (las que sean en cada casa) que tiendan a mejorar el bienestar emocional de los empleados.
De todas maneras, para hablar con precisión y conocimiento de causa habría que evaluar el rendimiento y el impacto de los factores emocionales en su nivel de engagement; ¿difícil? No creas… A partir de ahí y consultando a nuestro talento podremos descubrir y potenciar aquellos aspectos que favorecen la satisfacción de cada persona que trabaje en la organización.

Beneficios del salario emocional… para todos
Los resultados de un salario emocional adecuado afectan positivamente a diestra y siniestra.
Para el empleado, son claros los efectos sobre la satisfacción y el bienestar laboral; siempre que se menciona este concepto, de forma casi automática se relaciona con el concepto de felicidad en el trabajo, como hacía aquí Antonio Rodríguez. Asimismo, hay que destacar el impacto positivo en la fidelización de talento.
Para la organización también hay ventajas: así a lo bruto, hay un mejor rendimiento. Además, hay un impacto tal vez indirecto, pero sumamente valioso, en otras facetas organizacionales tan dispares como el employer branding (nuestra “imagen de marca”) y la alineación entre los valores de la organización y de las personas que la forman.
La comunicación es el último factor que queremos resaltar, y que es a la vez input y output en cuanto a salario emocional se refiere. O sea, la gente quiere ser escuchada, y para nuestro talento se convierte en un bonus potente; al mismo tiempo, beneficia también a la organización, por los datos y la información que le ofrece.
Paga a tu talento con emociones positivas…
…sin olvidarnos de salario económico, ¡eso sí… 😊!