Uno de los desafíos eternos en cualquier organización compleja es, sin lugar a dudas, la gestión de equipos; genera importantes quebraderos de cabeza, y de ella dependen en gran medida los resultados finales. La buena noticia es que estamos ante una habilidad que podemos aprender a desarrollar, también en la faceta de gestión de personas.
Conversamos sobre este asunto en el webinar del 17 de mayo de 2023 con Nacho Aguado, fundador y CEO de Mindbly; y hemos llamado a esta sesión de Happy Talks,sencillamente, “Gestión de equipos” , porque vamos a ir a lo esencial: las personas que lo forman y la persona que lo lidera.
El yo, el equipo y el entorno
Nacho presenta la gestión de equipos desde la perspectiva del liderazgo en un esquema de pirámide invertida de tres escalones: el yo, el equipo y el entorno. En cada uno de ellos se sitúa una dimensión o esfera de la realidad. Si hay que presentar la idea más fuerte en cada escalón, diríamos que:
- A escala individual, todo empieza por desarrollar el autoconocimiento. La gestión de emociones y comportamientos propios es imprescindible para poder gestionar los de los demás. Es necesario un equilibrio entre las skills de management (duras) y las de gestión de equipo (blandas).
- El equipo es más que la suma de talentos individuales… O menos, según se gestione. Porque una cosa es gestionar tareas y orientarse a resultados, y otra gestionar personas y orientarse al bienestar laboral de esas personas (los resultados vendrán después, y probablemente sean mejores).
- El marco de la organización debe aportar no solo una infraestructura y unas referencias culturales; también confianza. Las personas son “recursos” complicadillos, y las relaciones personales son un constante dar y recibir. Si el entorno es hostil a cierto tipo de gestión, será un obstáculo mayor.
Herramientas para trabajarse la gestión de equipos
Ya te decíamos que la habilidad de liderazgo se entrena; y para eso hacen falta herramientas. No pensamos ahora en el clásico software de gestión operativa, qué va, sino en algo más… metafórico: hablamos de soft skills y las maneras de activarlas y subirlas a lo más alto.
- Crea estrategias para establecer relaciones interpersonales saludables. Fundamental aprender a utilizar la escucha activa, la asertividad y la resiliencia para promover transparencia, confianza y colaboración.
- Identifica perfiles y lidera ad hoc. En un equipo cada uno es de su padre y de su madre (normal); el buen líder sabe qué tecla tocar en cada caso, o sea, qué estilo de liderazgo emplear o cómo gestionar el conflicto.
- Apóyate en la cultura organizacional. Aquí encontrarás las referencias y pautas esenciales para que todo cobre sentido. Te ayudará a alinear a tu equipo con la cultura de la organización y descubrir puntos débiles.
- Exponte a la diversidad. Nada como un poquito (o un muchito) de variedad para volvernos flexibles, empáticos y creativos. En este sentido, busca experiencias fuera de tu zona de confort.
- Fomenta la motivación intrínseca y el autoliderazgo. Aunque se te dé bien la resolución de problemas, la situación ideal es aquella en la que el líder no tiene que hacer “nada”; si puedes, favorece la una y el otro.
Cuestión de equilibrio, expectativas y comunicación
Terminamos apuntando a los tres conceptos esenciales que sustentan todo esto y minimizan el temido rendimiento disfuncional de un equipo:
- Equilibrio. Si te fijas, detrás de muchas de las habilidades y herramientas que hemos apuntado está esta compensación de fuerzas que hace que todo se sostenga.
- Expectativas. Para entenderlo rápido, un ejemplo: muchas personas trabajan bien en equipo pero no como líder; puede que no sepan, pero también que no quieran.
- Comunicación. Nos hemos abstenido de mencionarla explícitamente hasta ahora, pero está claro que planea constantemente sobre todo esto. Si no hay de esto, no hay nada.
Mejor trabajar con personas felices, ¿no?
¡Apúntate a una gestión de equipos con los seres humanos y su felicidad como referencias!
