La ansiedad en el lugar de trabajo y su corolario el estrés son, por desgracia para todos, una presencia habitual en las organizaciones y empresas de todo tipo y condición; y si no son habituales, tampoco son desconocidos. Y encima son muy pesados, y algo más que molestos. Pero parece que estamos obligados a convivir con ellos…
Nos preguntamos en esta entrada si una cultura de felicidad plenamente instalada en el seno de la organización podría ayudarnos a combatir, minimizar o reconducir los efectos de la ansiedad y el estrés.
Ansiedad y estrés, malas compañías
Estos dos suelen aparecer siempre juntitos, de la mano, y con toda la lógica; si la ansiedad es un mecanismo de defensa contra estímulos (externos o internos) que nos parecen amenazadores o peligrosos, el estrés es el síntoma, el conjunto de reacciones fisiológicas que nos provoca la ansiedad (ojo, y psicológicas, de tipo cognitivo, emocional y conductual).
Esto es, hasta cierto punto, normal y hasta sano; si algo nos amenaza nos ponemos en alerta y tomamos “contramedidas”; lo que ahora se llama eustrés (y para algunos es incluso una buena herramienta de motivación). Lo malo cuando no existe el estímulo amenazador, o cuando la reacción defensiva es desproporcionada en duración o intensidad.
De forma que la ansiedad en el lugar de trabajo vendría motivada (según a quién preguntes) por algún tipo de desequilibrio:
- entre la demanda de trabajo y las capacidades y competencias de la persona,
- entre las capacidades o necesidades de la persona y las características del puesto de trabajo,
- entre las expectativas de realización de la persona y su realidad cotidiana (en términos ambientales, operativos, sociales, etc.),
- entre el esfuerzo de la persona y la recompensa obtenida o percibida (sea reconocimiento, oportunidad de crecimiento, salario u otros)
…y generaría no ya solamente un malestar y un sufrimiento al empleado (con su rosario de síndrome burn-out, desmotivación, abandono laboral, etc.), también perjuicios que se extienden a otros miembros de la organización y, por supuesto, a la organización misma.
La cultura de felicidad, ¡al rescate!
Algún día deberíamos ponernos serios y explicar al detalle lo que es desde nuestra perspectiva la cultura de felicidad en la organización; pero de momento nos conformaremos con dar algunas pautas sobre usarla como arma y armadura contra la ansiedad en el lugar de trabajo.
No tenemos una receta del éxito contra el estrés laboral, pero sí que nos atrevemos a dar tres directrices en forma casi de secuencia:
- Plantear desafíos laborales; actividades que supongan un reto estimulante (o conseguir que lo parezcan) a la escala de la persona; recuerda que la ansiedad en el lugar de trabajo es una reacción ante un desequilibrio.
- Dar herramientas emocionales (aparte de las otras, como el cubículo, la formación, todo eso) para afrontarlos, desde ejercicios físicos hasta sesiones de coaching. Debemos prever ese temido pero posible escenario de desequilibrio.
- Fomentar una retroalimentación en la que el error forma parte del aprendizaje, en la que se escuche a la persona, se acepte el componente emocional y se valore positivamente tanto la honestidad como la colaboración.

El entorno de trabajo antiestrés
La motivación es un puntal esencial en un entorno de trabajo feliz, así como en el crecimiento de los empleados y en los resultados de la organización; en una organización feliz, se trata principalmente de apostar por el bienestar antes que por la productividad, o sea, de aumentar el eustrés y reducir el distrés.
Y desde una perspectiva operativa, el manejo de situaciones de estrés (algo siempre inevitable en cualquier casa) suele basarse en las llamadas SMI o intervenciones de manejo de estrés; muy recomendable consultar las NTP 349 y NTP 438 del INSST sobre el individuo y la organización respectivamente, con pautas específicas.
Comprobarás que los puntos fuertes en estas intervenciones, vayan hacia el empleado o hacia la empresa, giran en torno a la formación, el trabajo psicológico y el establecimiento de técnicas organizativas, de comportamiento y de sensibilización en el sentido de aceptar y abrazar la vulnerabilidad.
Felicidad, la vacuna antiansiedad
Una actitud positiva y un entorno de trabajo feliz reducen drásticamente el binomio ansiedad-estrés en el trabajo y su impacto negativo. ¿No te lo crees? ¡Mídelo!