De acuerdo, no todos somos Leonardo Da Vinci ni tenemos un trabajo orientado al diseño, la innovación y el arte… Pero créenos cuando te decimos que hay mucho margen para la creatividad en el trabajo, sea cual sea el sector, el nicho y el puesto. Y que el ingrediente de la creatividad tiene un impacto directo en el bienestar de los empleados.
De eso vamos a hablar en esta entrada: del valor del factor creativo en la generación de satisfacción laboral. Dicho de otra forma, la hipótesis es que si incorporamos unas dosis de creatividad en nuestro trabajo cotidiano, ese trabajo será a la vez (y si todo va bien) más eficaz y más satisfactorio. Veámoslo.
El triángulo creatividad – resolución de problemas – felicidad en el trabajo
Empezamos explicando un poco por qué decimos que ser creativos nos hace más felices. Entendemos el pensamiento creativo, con Gardner y Goleman, como una estrategia o herramienta cognitiva orientada a resolver problemas basada en capacidades tales como originalidad, plasticidad, pensamiento lateral, etc.
Acabamos de mencionar el segundo vértice el triángulo: la resolución de problemas. En efecto, el pensamiento creativo nos interesa no tanto para explorar y emprender creaciones ex novo (que también), sino para dar soluciones alternativas (¡y mejores, claro!) a problemas específicos. Y, a pesar de lo que puedas oír por ahí, la resolución de problemas no es en absoluto un rasgo exclusivo de los líderes.
¿Y el tercer vértice? Resulta que resolver problemas nos hace felices (según Mark Manson, te lo dejamos traducido y comentado). Es decir, hay una asociación directa entre aplicar la creatividad en el trabajo y sentir mayores niveles de realización. Es más, según la Universidad de New Hampshire y en la línea de nuestra siempre apreciada psicología positiva, la relación es de doble vía (ser felices nos ayuda a ser más creativos).
¿Cómo fomentar la creatividad en el trabajo?
Favorecer el pensamiento creativo en el seno de nuestra organización (tanto entre nuestro talento como a nivel organizacional) no es algo que se pueda hacer de un día para otro, pero se puede hacer. Existen numerosas técnicas (y aquí encontrarás material para leer largo y tendido), pero se trata ante todo de una actitud. Bueno, de varias:
- Actitud innovadora. Crear es básicamente imaginar cómo hacer las cosas de una manera distinta. O sea, que si no tenemos la innovación en nuestro ADN organizacional y somos más de “esto siempre lo hemos hecho así” y “madrecita, que me quede como estoy”, mejor ni intentarlo.
- Actitud de autoliderazgo. Promover la independencia y la autonomía son condiciones necesarias para el desarrollo de la creatividad. También la capacidad para inspirarse y la resiliencia están relacionadas con esto. Debe ir acompañado de una fuerte interiorización de los valores y el propósito de la organización.
- Actitud afectiva. La creatividad (no hablamos ahora del terreno artístico) va asociada a la afectividad; solamente puede florecer cuando las personas se sienten seguras y apreciadas. Es decir, si tu empresa parece un campo de concentración, nadie se va a poner a hacer experimentos ni con gaseosa…

Facilitando la creatividad
Así que en resumen se trata de eso: generar el clima, las oportunidades y los espacios ideales para que la creatividad en el trabajo surja entre tus empleados de forma más o menos natural. Sí, suena más fácil de lo que es, es verdad. Pero vamos, que hay un buen puñado de tácticas para avanzar en esa línea; te enumeramos algunas:
- Esencial, salir de la rutina (el enemigo número tres de la creatividad, después del miedo y el pensamiento único). ¡Diseña actividades fuera de lo esperado!
- Ampliar la panoplia de perfiles y experiencias de los empleados también ayuda, y mucho; en este sentido, la diversidad es más que nunca un plus.
- El juego es terreno abonado para la creatividad. Procura implementar dinámicas lúdicas en tu día a día (en reuniones, evaluaciones, afterworks, etc.).
- Ante el error, tolerancia; si tras el primer intento de enviar un cohete a la luna el jefe hubiera dicho “una y no más”, mira tú.
- Los mecanismos de feedback bien engrasados son otro componente esencial para que la creatividad dé el mejor fruto.
- Las emociones son un impulsor de la creatividad de primer orden; es hora de normalizar la expresión emocional en el trabajo.
¡La creatividad al poder!
Con creatividad resolvemos, nos empoderamos, florecemos… Y con nosotros, nuestras organizaciones.