Fomentar la resiliencia en el trabajo y otros desafíos laborales

Es evidente que no todo es de color de rosa en el mundo del trabajo, y que en el día a día se nos plantean dificultades, reveses y frustraciones. Y no siempre se puede “allanar el camino” para evitar que ocurran… Así que está más que bien poder tirar de resiliencia en el trabajo para superar esos momentos difíciles.

Siempre en la línea de fomentar la felicidad en el trabajo, favorecer y motivar las actitudes y comportamientos resilientes dentro de nuestra organización es una buena idea. Y, aunque el departamento de recursos humanos tenga aquí una dura tarea, es posible plantear unas cuantas líneas generales para avanzar en esa vía.

Qué es la resiliencia en el trabajo y por qué mola

Seguramente ya estés hasta la coronilla de oír hablar de resiliencia en los últimos años. Sí, esa capacidad de recuperación que fue resumida como nadie, en nuestro idioma, por el Dúo Dinámico: “soy como el junco que se dobla pero siempre sigue en pie”. Pues eso, es la capacidad para recuperarse de las situaciones adversas o dolorosas.

El concepto se aplica tanto a personas como a organizaciones, dentro y fuera del ámbito laboral. En este nicho más concreto, se trata de la capacidad para mantener nuestras aptitudes, nuestra salud mental y nuestro rendimiento en buena forma a pesar del estrés en el trabajo. En caso de revés, se emplea el término para expresar que sufrimos, pero nos recuperamos.

¿Y que por qué mola? Y tú me lo preguntas… En un contexto laboral tan fluido e incierto como el que vivimos (y a veces hostil o percibido como tal), es imprescindible tener o desarrollar habilidades y actitudes que nos ayuden a superar dificultades sin comprometer nuestro bienestar emocional (que es una de las bases del bienestar en el trabajo en sentido amplio).

¿Cómo incentivar una actitud resiliente?

Existen varias formas de enfocar el crecimiento resiliente en la organización:

  • Trabajo personal. Podemos desarrollar la resiliencia en el trabajo desde una perspectiva individual. Pasa por prestar atención a nuestras propias emociones, reflexionar sobre ellas y aplicarles un “filtro positivo” recordando lo que tiene sentido, lo que me satisface y lo que me hace fuerte.
  • Del líder al empleado. Los líderes pueden, desde luego, incentivar los rasgos resilientes de la fuerza de trabajo. Se suele partir de enfoques cognitivo-conductuales; traduciendo, centrarse en las fortalezas (y no en las debilidades), trabajar skills de resolución de problemas y organización del tiempo, y realizar actividades gratificantes.
  • Resiliencia de equipo. También el equipo puede fomentar la resiliencia como una especie de habilidad colectiva (un factor directamente relacionado con el alto rendimiento). Para ello es necesario potenciar al máximo las habilidades colaborativas por un lado y la empatía por otro.
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Otras claves resilientes

Desde una perspectiva más amplia, podemos fortalecer la resiliencia en el trabajo dentro de nuestra organización actuando sobre otras facetas de la vida laboral y utilizando otras habilidades colaterales. Aquí van algunas ideas al respecto:

  • La psicología positiva y el liderazgo humanista son (por si no se había notado) las plataformas desde las que trabajar. Ver los problemas como desafíos, por ejemplo, sería una manera adecuada de aproximarnos a las situaciones indeseables o de difícil solución.
  • Emplear la creatividad para resolver situaciones difíciles, estresantes o conflictivas nos coloca en una posición ventajosa para aprovechar las fortalezas de nuestro talento y crecer como personas y como profesionales; es un buen ejemplo en el que una habilidad diferente “alimenta” de forma indirecta la resiliencia.
  • Es esencial cuidar las diferentes dimensiones de la personalidad (física, cognitiva, emocional, social, espiritual…) de forma equilibrada. De la misma manera, cabe actuar sobre otros ámbitos laborales como la conciliación personal-profesional, la adaptación de los espacios de trabajo o la comunicación.

Los tropiezos nos enseñan a salir adelante

La buena noticia, por lo tanto, es que la resiliencia se entrena, como cualquier otra capacidad; así que, ¡manos a la obra!

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