Nadie en su sano juicio puede discutir la importancia capital de la comunicación en un entorno empresarial, como tampoco el peso específico de la gestión de la comunicación dentro de una organización o equipo de trabajo. En especial si estamos hablando de lo que se suele denominar “entornos complejos”.
Siempre buscando perspectivas diferentes y frescas, en el webinar Happy Talks del 14 de junio de 2023, “La gestión de la comunicación en entornos complejos”, tuvimos como protagonista al siempre inquieto Juan Pablo Camblor, director de la prestigiosa escuela de buceo recreativo y científico ZOEA (y que está permanentemente involucrado en proyectos ambientales). ¡Y fue muy, muy, muy enriquecedor!
El lenguaje es más que las palabras
Cuando como líderes, CEO, CHO, etc., pensamos en comunicación, solemos centrar el foco en la idea que queremos transmitir, en crear un mensaje elaborado, en cuidar el lenguaje… pero la expresión va más allá de las meras palabras. También expresamos con gestos, miradas (el famoso contacto visual), actitudes y, por supuesto, actos.
Esto es especialmente relevante cuando de entornos complejos se trata; o sea, con variables ocultas, mucho cambio y poca certeza, dificultad para hacer predicciones y con soluciones que requieren experimentación, siguiendo un poco el marco Cynefin de Dave Snowden. Aquí, cualquier “bonus” que pueda darnos el lenguaje no verbal (aparte del “normal”) puede ser decisivo.
En este sentido, entendemos la gestión de la comunicación como la búsqueda del mejor planteamiento posible para compartir información y alcanzar un objetivo; pero también como la generación de un entorno de confianza y crecimiento, abierto y transparente (aquí el líder tiene mucho que decir) que satisfaga tanto los propósitos de la organización como los de cada miembro del equipo.
El alma del trabajo en equipo
En buceo, nos cuenta Juan Pablo, hay algo llamado “sistema de compañeros” que se aprende antes de meter el pie en el agua y sin el que no se puede hacer ni una primera inmersión de bautismo. Los elementos clave, señas aparte, para que este sistema funcione nos van a sonar: coordinación, confianza, apoyo, alineamiento.
Y es que sin duda alguna en cualquier tarea en equipo la comunicación es el alma de la fiesta. Aquí, la gestión de la comunicación interviene de manera decisiva en aspectos como la asunción de roles y tareas, distribución de información, timing eficiente, escucha activa, entrega de feedback… También, y esto ya es más pro, en el establecimiento de mecanismos de atención más refinados (precisos, rápidos, eficaces), propios de los equipos de alto rendimiento.
La comunicación no se activa y desactiva cuando fichamos. Existe (o debería) antes, durante y después de la tarea de turno. Queremos decir que es importante darle una continuidad, habilitando medios (sean digitales o físicos; si son los dos, mejor) y promoviendo un entorno favorable. Otra tarea para el líder de equipo.

Comunicación no es amistad, es apertura
¿Hace falta ser coleguitas para trabajar bien juntos? Sabemos que no (a veces es contraproducente, todos lo sabemos), que la cosa va por otro lado. Sí es necesario promover desde la gestión de la comunicación una sintonía (compartir una misma “frecuencia de onda”) y una actitud de cuidado mutuo.
Esto demuestra que cuando hablamos de gestionar la comunicación nos equivocamos si pensamos que se trata de “hacernos amigos”. Se trata de mantener abiertos canales de transmisión entre las personas que componen el equipo o la organización. Ojo, por esos canales no solo transita información. También emociones, valores y cultura.
Esto último es especialmente importante porque es una palanca poderosa para lo que más nos gusta: convertir los desafíos en ventajas. El caso de los equipos diversos es paradigmático. A priori, es más difícil comunicar con los que son diferentes; si se establece una comunicación eficiente y positiva, ganaremos en aprendizaje, creatividad y nuevas alternativas.
Hacia la comunicación plena con Happyforce
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