¿Alguna vez has prestado atención a la letra del maestro Rosendo Mercado que habla del agradecimiento? Pues tal vez deberías. “Hacerte sonreír”, “caminar tras de ti”, “tantas cosas que decir”, “bajar la guardia”. Quizás el bardo de Carabanchel no pensaba explícitamente en el agradecimiento en el trabajo cuando la escribió (o tal vez sí), pero desde luego ahí está esa apreciación de las pequeñas cosas que motiva este artículo.
Hace un tiempo ya te hablamos de las virtudes de la gratitud en el trabajo y te dimos algunos truquis para mostrar gratitud laboral. Hoy, que estamos más de verano y algo más pasivos, no hablaremos de dar, sino de recibir agradecimiento en el trabajo y de su impacto positivo directo en los empleados (y más indirecto, pero igualmente tangible, en la organización).
No, esto no es new age barato
Apaga las velas y el incienso, cierra la lista de reproducción esa de la música rara, que esto no es un rollo happy flower. Cuando decimos que recibir agradecimiento en el trabajo genera felicidad, y ello mejora la motivación y el compromiso de los empleados (y con ello mejoran los resultados en la organización), lo decimos porque lo hemos medido y comprobado.
¿Cómo? Mediante encuestas diseñadas a la medida de cada organización y con preguntas definidas para cada problema específico; mediante métricas e indicadores específicamente pensados para la gestión de personas; generando un feedback objetivamente medible y comprable a lo largo del tiempo. En suma, utilizando macrodatos y una herramienta para obtenerlos, tratarlos y procesarlos de forma fácil.
En Happyforce estamos siempre persiguiendo el grial de la felicidad en el trabajo. Cuando algún cliente viene a pedirnos que hagamos felices a sus empleados, siempre decimos lo mismo: nosotros solo podemos darle las herramientas para analizar situaciones y estrategias, pero ese bienestar laboral debe generarse dentro de la propia organización, con los líderes y los propios empleados como agentes activos.
¿Por qué “las pequeñas cosas”?
Porque esta entrada no trata sobre los programas de reconocimiento corporativo, de arriba hacia abajo. Va dirigida más al empleado que al empleador, y (en principio) el empleado no emprende esas “grandes” acciones; pero sí tiene a su alcance tanto la práctica como el disfrute de pequeños gestos de gratitud.
Es importante tener en mente la doble direccionalidad del agradecimiento en el trabajo; es decir, que hay una parte activa (yo agradezco algo a alguien) y otra pasiva (a mí alguien me agradece algo). Y el mojo positivo fluye en ambas direcciones, tanto cuando yo soy en agente que efectúa el agradecimiento como el paciente que lo recibe.

¿Sentir agradecimiento aunque nadie te agradezca?
Está claro que si hay por ahí alguien que dice “gracias, González”, González estará más contento. Pero, y si no hay nadie para mostrar agradecimiento en el trabajo, ¿podemos sentir agradecimiento igualmente? Ardua cuestión, pero con una respuesta clara unívoca: sí, desde luego que sí. Es un sentimiento que podemos “autogenerar” por varios caminos.
- En primer lugar, está la pasión del trabajo bien hecho. Si sentimos esa “fuerte inclinación por una actividad que genera placer”, sin duda estimaremos el beneficio (así lo define la RAE) que nos produce su mera ejecución, tanto o más que el propio resultado.
Tip para empleadores: para incentivar esto, haz lo posible por asegurarte de que tu gente siente esa pasión por las tareas que realiza; asígnalas bien.
- En segundo lugar, está la empatía; sí, lo de saber qué sienten los demás. Con frecuencia las personas tenemos serias dificultades para expresar el agradecimiento en el trabajo (y en la vida). Eso no quiere decir que no seamos capaces de percibir ese agradecimiento hacia nosotros no expresado por el otro.
Tip para empleadores: es positivo, sin embargo, que todo empleado incorpore la buena práctica de agradecer de forma activa y expresa; ¡coaching al canto!
- En tercer lugar, está el salario emocional, esa poderosa palanca. Nos alimentamos de emociones, propias y ajenas; puedes, perfectamente, “subirte el sueldo” sintiéndote agradecido ¿Esto sí que te ha sonado new age? Pues los que lo dicen no son precisamente unos hippies.
Tip para empleadores: Recordemos, como siempre, el cuidadoso equilibrio necesario entre salario emocional y económico; no todo se paga en abrazos.
Un potente combustible
El agradecimiento, darlo y recibirlo, sentirlo hacia los demás y hacia nosotros mismos, mueve montañas. ¡Aprovéchalo para florecer!