Cuando adoptamos un enfoque de la gestión del talento centrado en la persona suele aparecer un gran dilema, diríamos que el dilema por antonomasia para entendernos tanto en la teoría como en la práctica: ¿felicidad o bienestar? Y empiezan a surgir preguntas desazonadoras: ¿qué es más importante? ¿Cuál es la causa y cuál el efecto? ¿Felicidad y bienestar son lo mismo?
Ardua pregunta que tratamos en nuestro webinar HappyTalks del 13 de septiembre de 2023 (el primero de la octava temporada, ¡toma ya!) y para el que contamos con una verdadera autoridad en la materia: Luis Gallardo, fundador de la World Happiness Foundation (entre otras cosas). Lo hemos titulado “¿Es lo mismo felicidad que bienestar?”, y aquí destilamos las ideas principales.
Definiciones para todos los gustos
No es que haya que elegir entre felicidad y bienestar, pero si tuviéramos que hacerlo… Estaríamos bien fastidiados, porque hay tantas definiciones como personas a las que les preguntes. Si centramos más el tiro en la perspectiva de las organizaciones, Luis Gallardo da un par de definiciones provisionales, a sabiendas de que están en evolución:
- El bienestar sería un estado general de satisfacción y equilibrio en distintos aspectos de la vida, entre ellos el trabajo. Implica sentirse bien y una calidad de vida satisfactoria.
- La felicidad sería un estado mental (una percepción) subjetivo y positivo de ese bienestar. Es transitoria, procede de experiencias, logros, relaciones, y puede “activarse”.
[De momento ENLACE POST BIENESTAR Y FELICIDAD???!!!] lo dejamos ahí. Si quieres profundizar un poco más en esta perspectiva que entiende la felicidad como un compuesto de bienestar subjetivo, satisfacción vital y afecto positivo, te recomendamos el ya clásico trabajo de Edward Diener. Pero si con algo debemos quedarnos es con que, a la hora de la verdad, el componente subjetivo y en gran medida subconsciente de la felicidad y el bienestar es esencial.
Felicidad y bienestar, ¿intercambiables o complementarios?
A efectos prácticos, es instintivo, casi natural, relacionar felicidad y bienestar hasta el punto de confundirlos. Por algo será. Nos señala Luis que hay una fuerte correlación; para que exista el bienestar tienen que darse ciertas condiciones “objetivas”, y que para que la felicidad sea posible tienen que activarse una serie de activaciones “subjetivas”.
Por “objetivas” entendemos que puede plantearlas la organización; por “subjetivas”, que la activación corre por cuenta del individuo. Es una estrategia compleja, dinámica, interrelacional. Si pudiera elegir, Gallardo optaría por una alquimia de condiciones y activaciones, de preguntar al empleado cómo podemos ayudarlo y estar felices de escucharlo; de mente y… lo que sea que sea eso del espíritu.
En todo caso, sabemos que trabajar tanto lo uno como lo otro es una buena idea de cara a las personas pero también con resultados positivos en términos de resultados en las organizaciones. Pero (insertar aquí pausa dramática)… ¿Lo sabemos realmente? Ya hemos llegado donde queríamos…

Resistencias y retos
Todavía a estas alturas del partido, en algunas organizaciones hay cierto retintín cuando se habla del concepto de felicidad el en trabajo; suena demasiado etéreo, demasiado hippy. Pero cuando se habla de bienestar, no. Incluso si hablamos de las mismas prácticas (optimizar el entorno de trabajo, poner en marcha acciones de cuidado del empleado, fomentar la motivación, etc.).
¿Dónde está el problema con la felicidad? Luis Gallardo opina que hace falta diálogo en foros comunes. Y señala agudamente que detrás de ese problema hay una pérdida de la noción de para qué vivimos (el propósito de las organizaciones), y por ende una minusvaloración de la felicidad. Y tira de filosofía para justificarlo:
- Desde el existencialismo se proclama que el individuo es responsable de dar su propio sentido a la vida; en ese sentido, la felicidad no es un objetivo vital, sino la consecuencia de vivir en consonancia con los valores y elecciones personales.
- El triángulo libertad, individuo y felicidad es complicado. Tendemos a pensar en esto de la felicidad como algo muy personal; e ignoramos que el hecho de que una persona sea feliz es bueno para todo su entorno.
Con la felicidad por bandera
Llámalo felicidad, florecer, crecer, thriving, llámalo como quieras. ¡La cosa es poner de nuestra parte para hacer que pase!