La salud mental por fin se ha puesto de moda. Y decimos “por fin”, porque hasta hace unos pocos años mencionar cuestiones como la depresión o la ansiedad era un tabú. Por suerte, las barreras van cayendo, y este es un tema del que se puede hablar ya sin ningún miedo.
Hemos aprendido que la salud mental es tan importante como la física. Que si nos encontramos en un mal momento anímico, seguramente no vamos a rendir como deberíamos ni a nivel profesional ni personal. Y que no pasa nada por encontrarse mal. Que siempre hay tiempo para buscar ayuda.
En el caso de las empresas, también ellas son ahora más conscientes que nunca de lo importante que es cuidar la salud mental de sus empleados. De hecho, esta ha sido una de las tendencias en materia de Recursos Humanos durante 2023, y estamos seguros de que continuará siéndolo en 2024.
Ha crecido el número de organizaciones que toman medidas para cuidar el equilibrio psicológico de sus empleados. Por ejemplo, ajustando los horarios de trabajo para promover la conciliación, o impartiendo cursos sobre relajación y gestión del estrés.
A medida que la sociedad evoluciona, se va reconociendo la importancia de promover un entorno de trabajo que sea saludable desde el punto de vista físico y psicológico. Ahora, cuidar y preservar el bienestar emocional de los empleados, es ya tan importante como cuidar su bienestar físico a través de las medidas de prevención de riesgos laborales.
La estrecha relación entre la salud mental y la productividad laboral
La relación que existe entre la productividad y la salud mental en el trabajo es mucho más profunda y compleja de lo que se suele creer. Porque existe una conexión directa entre cómo se encuentra un empleado a nivel anímico y su capacidad para rendir a la hora de afrontar sus tareas y responsabilidades laborales.
Un trabajador que disfruta de un buen equilibrio psicológico está animado y motivado, lo que le hace rendir más. Por el contrario, si estamos ante una persona que se encuentra en un mal momento en lo que a salud mental se refiere, es perfectamente normal que su rendimiento descienda. Y la productividad bajará todavía más si la causa de ese desequilibrio emocional está relacionada directamente con el trabajo.
Analicemos la relación entre salud mental y productividad desde varios puntos de vista más detallados.
Absentismo y rotación de personal
Cuando las condiciones laborales en una empresa son fuente de estrés y ansiedad, es normal que esta experimente un incremento de las tasas de absentismo. Ya que habrá un mayor número de empleados acogidos a bajas por depresión o por casos graves de estrés.
Es posible que algunas de esas bajas no sean largas, pero es común que los empleados con problemas de salud mental tengan que tomarse algunos días para “reponer” un poco sus fuerzas. Especialmente si la causa de su malestar tiene su origen en su empleo, o si no se sienten apoyados en su lugar de trabajo.
En los casos más graves, la falta de atención de la empresa hacia la salud mental de sus empleados hace aumentar la tasa de rotación. Porque llega un punto en el que la persona siente que no puede más, y decide romper por lo sano, lo que puede llevarle a rescindir voluntariamente su contrato de trabajo.
Todo esto crea interrupciones en la actividad de la empresa y genera una serie de costes adicionales, especialmente en reclutamiento y entrenamiento de nuevos empleados.
Baja moral y motivación
Los problemas de salud mental, con independencia de su origen, dan lugar a un descenso en la moral y en la motivación laboral. Fenómeno que, a su vez, produce una disminución en la cantidad de trabajo que se es capaz de sacar adelante, así como en su calidad.
Cuando una persona está desanimada o ansiosa, es normal que cometa errores y que tenga dificultades para concentrarse. Las continuas equivocaciones, o la incapacidad para hacer algo que antes se realizaba sin mayor problema, pueden agravar todavía más la delicada situación de la salud mental del afectado.
Creatividad y toma de decisiones
Un bienestar mental sólido potencia la creatividad y hace que los empleados sean más capaces de resolver problemas. Sin embargo, cuando aparecen la ansiedad y el estrés, estas capacidades empiezan a mermar rápidamente.
La persona no puede concentrarse, no piensa con claridad, y no es capaz de tomar decisiones efectivas. Esto genera un descenso de la productividad y puede salirle especialmente caro a la empresa, que podría acabar “remando” en la dirección incorrecta por una decisión mal tomada.
Ambiente laboral
El estado de salud mental de los empleados influye directamente en el ambiente de trabajo. Porque cuando una persona no se encuentra bien a nivel psicológico, tiene más dificultades para relacionarse tanto con sus colegas como con sus superiores, y esto puede ser un foco de tensiones y de conflictos.
Cuando el ambiente de trabajo es poco saludable, tanto la colaboración como la comunicación efectiva se vuelven más complicadas.
Además, un ambiente laboral que podríamos catalogar de tóxico, reduce los niveles de motivación y de productividad incluso de quienes no tienen ningún problema de salud mental. Y puede ser una de las principales causas de absentismo y de rotación de personal.
Más productividad, compromiso y retención
De lo que hemos visto hasta ahora, se desprende que el desinterés de las empresas por la salud mental de sus empleados solo lleva a consecuencias negativas. Porque los trabajadores pierden su motivación, no se sienten comprometidos con la organización y, en muchos casos, toman la decisión de marcharse.
Sensu contrario, el interés de la empresa por cuidar y proteger la salud mental de sus empleados consigue impulsar la motivación. Ya que logra que estos se sientan más respaldados y que se genere en ellos una mayor sensación de compromiso frente a su empleadora. Algo que contribuye a la retención del talento.
Por otro lado, las medidas para el cuidado de la salud mental de los empleados ayudan a que los niveles de productividad sean sostenibles en el tiempo, sin experimentar fuertes altibajos que afectan a la ventaja competitiva.
¿Cómo pueden las empresas cuidar la salud mental de sus empleados?
El trabajo puede ser tanto una fuente de bienestar personal y profesional como una fuente de malestar. Es responsabilidad de las empresas hacer todo lo que esté en su mano para que el día a día de sus empleados sea lo mejor posible y, para ello, se pueden adoptar medidas como las siguientes:
Concienciar y educar
Todavía quedan muchas personas que no están del todo concienciadas sobre lo importante que es cuidar su salud mental y evitar que la depresión, el estrés o la ansiedad se adueñen de su vida.
Las organizaciones pueden ayudar en la concienciación mediante programas educativos en este sentido. Por ejemplo, con charlas de profesionales, o con debates en torno a los problemas de salud mental.
Ofrecer beneficios de cuidado de la salud mental
No es extraño que las empresas ofrezcan a sus empleados un seguro de salud, y sería interesante que estos seguros incluyeran también un servicio de salud mental, que permitiera a las personas consultar con un especialista en psicología o psiquiatría cuando lo estimen conveniente.
Otra alternativa es ofrecer acceso confidencial a consejos y recursos de apoyo. Por ejemplo, a través de un apartado en la web corporativa que esté dedicado al cuidado de la salud.
Fomentar la conciliación
La falta de tiempo para desarrollar una vida personal plena es una de las principales causas de los problemas de salud mental, y aquí las empresas tienen mucho que aportar.
Es su responsabilidad establecer políticas de flexibilidad laboral, respetar la desconexión digital y establecer límites razonables en las horas de trabajo.
Crear un entorno de trabajo saludable
Trabajar una cultura de respeto y apoyo mutuo consigue que los empleados se sientan valorados y escuchados.
La idea es crear una ambiente en el que todo el mundo se sienta seguro y cómodo, y en el que pueda expresar qué le ocurre o cómo se siente sin sentirse juzgado por ello.
Ayudar a gestionar el estrés
Cada vez es más frecuente que las empresas pongan a disposición de sus empleados programas que les ayudan gestionar el estrés y que hacen de ellos personas más resilientes.
El objetivo es que los empleados aprendan a identificar las situaciones en las que se desata el estrés, puedan ponerles remedio antes de que estas se conviertan en una realidad o, en su defecto, a enfrentar el estrés de una forma más saludable cuando este hace acto de presencia.
Evaluar y medir el bienestar
Para saber si las medidas implantadas están funcionando realmente, no hay mejor forma que evaluar los resultados a través de encuestas periódicas que ayuden a comprender el estado general de salud mental en la empresa.
Contar con retroalimentación por parte de los empleados es la mejor forma de medir el impacto de las iniciativas puestas en marcha. Esto ayuda a detectar buenas prácticas y también áreas en las que es preciso seguir mejorando.
Al crear un ambiente de trabajo que prioriza y cuida la salud mental de los empleados, las empresas están mejorando también su productividad. Por tanto, al cuidar el equilibrio psicológico de los trabajadores, todo el mundo sale ganando.
Imagen de Thomas Breher en Pixabay