¿Se te ocurre algún tema sobre gestión de talento más veraniego que las vacaciones? A nosotros, tampoco. Bueno, hay otro muy relacionado con esto de estar o no en el trabajo, o estar como si no estuviéramos: el presentismo laboral. Así que en esta entrada de nuestro blog relacionamos vacaciones, presentismo y felicidad.
El punto de partida es el XII Informe Adecco sobre Empresa Saludable y Gestión del Absentismo (que incluye un interesante apartado sobre presentismo) así como la serie de publicaciones trimestrales sobre absentismo de Randstad, y… Ah, que van sobre absentismo, no sobre presentismo. Es verdad. Es que tienen mucho que ver, ya verás…
El presentismo, ¿qué es (y cómo se relaciona con el ausentismo)?
Empezamos, como de costumbre, definiendo de qué estamos hablando: de la práctica de acudir y estar presente en el puesto de trabajo pero realizando actividades que nada tienen que ver con las tareas encomendadas o el trabajo en sí, con un esperable resultado en cuanto a productividad se refiere: pobre.
El presentismo laboral clásico, analógico y (valga la redundancia) tiene su versión virtual homóloga en el trabajo en remoto como en el “normal”, que ha dado en llamarse tecnopresentismo. Consiste en pasar el rato en el puesto de trabajo virtual o físico consultando el correo electrónico personal, jugando al buscaminas o lo que hagan los jóvenes de ahora.
Ya te decíamos al principio que el presentismo no está tan lejos del ausentismo (o absentismo, llámalo como quieras), si dejamos al margen el ausentismo por IT (incapacidad laboral, o sea, enfermedad o accidente). En ambos casos viene a consistir en “estar ahí sin estar”, y si la ausencia es “solo” mental o también física es algo que ha perdido relativa importancia en la economía digital.
Los orígenes profundos de presentismo
Resumiendo un poco libremente el planteamiento de Adecco (que en última instancia procede de Kaiser 2018), el presentismo es el ausentismo de los que no pueden permitirse faltar al trabajo amparados por razones de salud. Eso no quiere decir, ojo, que les falten razones; las principales, según las encuestas, serían:
- Dificultad de conciliación con otras tareas (formación y exámenes principalmente, también tareas personales)
- Efecto lunes y efecto puente
- Burnout y boreout
- Búsqueda de otro empleo
- Mal ambiente de trabajo y mobbing
- Situaciones personales difíciles
En cuanto a las prácticas presentistas que más se detectan desde dentro en nuestras organizaciones, destacan las siguientes:
- Tiempo excesivo dedicado a descansos, pausas, cafés…
- Abuso de recursos tecnológicos para asuntos privados
- Ausencias por tabaquismo (ya sabes, “por lo bien que lo hemos hecho”)
- Tareas domésticas en horario de trabajo
- Entrar tarde y salir pronto
Así que analizando a fondo los factores que originan el “ausentismo no-IT” descubrimos detrás los mismos síntomas que en el presentismo laboral: cultura de empresa débil en cuanto a política de asistencia al trabajo, bajo sentimiento de pertenencia al equipo o la organización, dificultad para trabajar en equipo, poca motivación y compromiso.

Las vacaciones como herramienta de felicidad
Desde luego que las situaciones y circunstancias son muy diversas, y las soluciones también deben serlo; pero parece claro, a la luz de los problemas planteados, que una política de vacaciones adecuada para ser felices en el trabajo es una gran herramienta contra el presentismo laboral.
Partimos de la idea de que el talento debe descansar y desconectar para ser eficiente (y que sin él sufrimos todos, tanto los empleados como la organización). Y por “política adecuada” entendemos el conjunto de buenas prácticas que debe promover la organización para garantizar ese tiempo de descanso y desconexión:
- Establecer unas “vacaciones largas” (de al menos una semana consecutiva) con una desconexión total del trabajo.
- Incentivar el uso de todos los periodos vacacionales que corresponden a los empleados.
- Flexibilizar la disponibilidad de periodos de descanso en función de las necesidades de los empleados.
- Asegurar el cumplimiento de horarios, en el sentido de evitar los “me quedo un rato más” o “aprovecho el fin de semana”.
La lógica “feliz” es sencilla de entender: un disfrute eficiente de los descansos y las vacaciones es el mejor bálsamo para la mayoría de los males del trabajo. Estaremos de acuerdo de que todo se ve de forma más positiva tras unos días out… Para llevarlo delante de manera eficaz, partimos del mismo punto de siempre: ¡pregunta, mide, háblalo con tus empleados!
Para trabajar, ¡hay que descansar!
Si te vas de vacaciones, ¡aprovecha, desconecta y disfruta! Pero si te toca estar presente, no seas presentista…