¿Cómo se relacionan la carga de trabajo y la felicidad laboral?

A cualquiera que se le pregunte así a botepronto si la carga de trabajo tiene un impacto positivo o negativo en la felicidad laboral, la respuesta automática es evidente; una carga de trabajo alta nos hace más difícil ser felices en el trabajo. Por contraintuitivo que suene, esto no siempre es así.

Si algo tiene andar preguntando a diestro y siniestro acerca de la felicidad laboral es que al final aprendes bastantes cosas. Una de ellas es que se puede mantener una carga de trabajo alta durante tiempos prolongados sin que el bienestar laboral se vea perjudicado; incluso es posible que esa carga de trabajo elevada pueda servir para aumentar ese bienestar laboral.

Una relación compleja y cambiante

En realidad, esta es una cuestión que depende enormemente de las características y las circunstancias del trabajo, la persona y la organización (esto seguro que no hacía falta que te lo dijéramos, pero había que decirlo). Esto supone, como necesidad previa irrenunciable, que hay que analizar nuestro ecosistema de trabajo a fondo para saber por dónde andamos.

Dicho esto, nada quita que intentemos crear un marco de partida general. Empezando por la definición de carga de trabajo; difícil, porque hay tantas definiciones como autores… La nuestra: es el conjunto de actividades físicas y psíquicas que se pueden asignar a un empleado sin que el desarrollo del trabajo se vea perjudicado, pero también la suma de requerimientos (también físicos y psíquicos) asociados.

En todo caso, siempre hay de por medio una noción de activación; esto nos permite situar mejor la relación entre bienestar laboral (o felicidad; los usaremos como sinónimos, aunque no lo sean) y carga de trabajo en el esquema circumplejo desarrollado por Schaufeli y Salanova (mira la figura 12.1). Y confirmar que, en efecto, hay que tener en cuenta muchas cosas para valorar ese efecto…

Los factores de la ecuación

El gestor de talento (pero también el CEO y cada empleado), si quiere manejar la carga de trabajo como uno más de los elementos con los que hace malabarismos a diario, debe tener en cuenta estos cinco factores principales:

Equilibrio entre trabajo y vida personal

El “viejo” tema de la conciliación que siempre nos trae de cabeza. Y lo hace precisamente porque aquí sí está claro que una carga excesiva acarrea un desequilibrio que genera dificultades en esa conciliación, y eso nos hace netamente infelices. Cabe “tocar” la carga en cantidad, duración o intensidad de la actividad.

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Photo by Justin S. Campbell in flickr

Autonomía y control

Aquí se empieza a notar que una carga elevada no es necesariamente problemática, por ejemplo, cuando el empleado tiene una capacidad de toma de decisiones amplia y siente que controla su desempeño y su desarrollo. En este sentido, parece claro que el autoliderazgo promueve la felicidad laboral, independientemente de la carga.

Recursos de apoyo

Una buena manera paliativa de contrarrestar los efectos negativos de una carga fuerte (en especial en cantidad e intensidad; es menos efectivo contra cargas de larga duración) es crear un dispositivo organizacional de apoyo eficaz. Esto puede implicar cuestiones ergonómicas, atención psicoemocional, reformas organizativas, soluciones ad hoc orientadas por los empleados y un largo etcétera.

Desafío y diversidad

Es sabido que los desafíos pueden ser la mejor de las motivaciones; ¡aquí se hace evidente que una carga exigente no es necesariamente contraproducente! Convertir los desafíos en un valor añadido, saber variar las tareas, exige dominar el difícil juego entre pasión, compromiso y motivación al que juega todo empleado, aunque lo cierto es que tampoco todos estamos dispuestos a jugarlo.

Compensaciones y reconocimiento

El camino más corto (pero no necesariamente el más fácil de recorrer) para ser feliz en el trabajo está jalonado de reconocimiento y recompensas (no necesariamente económicas, que también). Son condiciones necesarias para paliar los efectos negativos de las cargas de trabajo; es decir, hay unos mínimos, pero si los superamos y vamos a máximos, son capaces de dar la vuelta a la tortilla.

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