Bienestar y felicidad en el trabajo; una vuelta de tuerca (más)

Si es que cuando nos da por ponernos filosóficos, nos da fuerte. El otro día hicimos un interesantísimo webinar con Luis Gallardo sobre bienestar y felicidad, de esos que dan qué pensar; y aunque ya lo resumimos y comentamos [en otra entrada de nuestro blog LINK POST!!!], se nos quedaron un montón de cosas rondando por la quijotera.

Así que en esta nueva entrada seguimos reflexionando sobre ambos conceptos, buscando las siete diferencias y repasando lo que ha dicho la gente que sabe, llevándolo al terreno de las organizaciones y planteando sus posibilidades de existencia… Hasta la opción de superar el dilema. ¿Bienescidad? ¿Felistar? ¿Equis?

El nombre y la cosa

A ver qué dice la RAE (por algún sitio hay que empezar):

  • Felicidad: “Estado de grata satisfacción espiritual y física”.
  • Bienestar: “Estado de la persona en el que se le hace sensible el buen funcionamiento de su actividad somática y psíquica”.

Y ya que estamos, otro par de términos que suelen entrar en danza cuando se habla de estas cosas:

  • Satisfacción: “Cumplimiento del deseo o del gusto […] ciertos requisitos o exigencias”.
  • Placer: “Goce o disfrute físico o espiritual producido por la realización o la percepción de algo que gusta o se considera bueno”.

Dicho así está todo muy claro. Somos felices cuando estamos satisfechos (cuando cumplimos un deseo o ciertos requisitos); en ese momento hay un placer, un disfrute; y ese buen funcionamiento nos da (se nos hace sensible) el bienestar. Ya… Pues no, ¡no estamos satisfechos todavía!

Los expertos dicen…

Diener, uno de los pioneros lo tenía (más o menos) claro: felicidad = bienestar subjetivo + satisfacción vital + afecto positivo. Pero hay modelos para todos los gustos. Seligman, el gurú de la psicología positiva que tanto nos gusta, dice que hay cinco dimensiones de felicidad (ahí, Martin, tú líala un poco más); según Carol Ryff, hay seis (aquí tienes un buen lugar para explorar esto con el cine como excusa).

Resumiendo mucho, Seligman considera que la felicidad es al bienestar como la lluvia al clima: un elemento (real, medible, objetivo; tiene un famoso test al respecto) dentro de un constructo (un modelo de la realidad, una herramienta de comprensión) mayor; en su modelo PERMA, son las “emociones positivas”, los sentimientos placenteros y satisfactorios.

O sea, ¿todo lo contrario que Diener? Pues la hemos hecho buena… Alto, que no cunda el pánico. Así entendemos que la realidad es compleja. Luis Gallardo plantea aquí aquí de manera ilustrativa cinco formas de medir (y por ende, entender) estas escurridizas realidades; nosotros, modestamente, creemos estar en el #4: recopilación de datos en tiempo real sobre las experiencias y emociones de las personas.

bienestar y felicidad 2

Bienestar y felicidad desde la gestión del talento; ¿una cuestión de modas?

Leyendo un poco hemos comprobado que existe una cierta “cronología” de estos conceptos en el ámbito del trabajo. Resumiendo y simplificando mucho:

  • En los años noventa se hablaba de “placer en el trabajo”.
  • Desde el año 2000 irrumpe la “felicidad en el trabajo”.
  • En los últimos diez años interesa el “bienestar en el trabajo”.

Sin duda, la tendencia a utilizar más uno u otro término es un reflejo de la mentalidad de cada época. Si las perspectivas económicas nos animan o nos deprimen, si estamos más en guerra o en paz, si se valora más o menos la familia, el deporte, los viajes, la salud mental…

Podríamos hacer una prueba, planteando a cien personas (empleados, empresarios autónomos, CHO, CWO, da igual) la pregunta de si estos les parecen 5 elementos clave para ser feliz en el trabajo:

Seguramente dirían que sí. En la segunda fase, les preguntamos lo mismo, pero sustituyendo “ser feliz” por “tener bienestar”; nos jugamos algo a que la respuesta sería idéntica. Bien, pues si sabemos lo que tenemos que hacer, ¿a qué tanta literatura? ¡Hagámoslo y punto!

Tal vez la palabra sea lo de menos

La organización no tiene la misión de hacer felices a los empleados; eso ya lo harán ellos, si quieren (y solo si quieren); pero sí debería crear las condiciones para que sea posible ejercer ese derecho.

Lectura recomendada